Secretaría de Educación Pública | 10 de abril de 2025 | Comunicado
- Presenta subsecretaria de Educación Básica, Angélica Noemí Juárez Pérez, en la conferencia de prensa “La mañanera del pueblo”, vida y obra de la heroína de la Independencia de México
- Leona Vicario es un modelo a seguir porque, a pesar de pertenecer a una familia privilegiada, entregó todo por la causa independentista
La voluntad de las mujeres para participar en los procesos históricos de nuestro país es la mejor herencia de Leona Vicario, aseguró la subsecretaria de Educación Básica, Angélica Noemí Juárez Pérez, al presentar la sección “Mujeres en la historia”, como parte de la conferencia de prensa “La mañanera del pueblo”, encabezada por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Juárez Pérez afirmó que Leona Vicario es un modelo a seguir, ya que, a pesar de pertenecer a una familia privilegiada, entregó todo por la causa independentista y por la autonomía de las mujeres.
Comentó que el 10 de abril de 1789 nació María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, conocida como Leona Vicario. Fue hija de uno de los matrimonios más ricos de la Nueva España, lo que le permitió acceder a una educación amplia que, más tarde, puso al servicio de la lucha por la Independencia.
A través de una cápsula, expuso que Leona Vicario, utilizando los nombres de personajes de los libros que leía, creó un código secreto para enviar mensajes cifrados a los insurgentes.
Por ello, Leona Vicario se incorporó a la agrupación secreta “Los Guadalupes”, que se formó cuando, en 1808, el incipiente movimiento de criollos que buscaba la autonomía de la Nueva España fue duramente reprimido.
Aprovechando su posición de clase, colaboró como espía y correo, para que las ideas de libertad y autonomía circularan entre las clases criollas. Tras el llamado de Miguel Hidalgo en 1810, Leona Vicario aportó recursos propios tanto para la lucha armada como para la edición de periódicos que defendían la libertad y la participación de las mujeres.
En 1813, fue detenida y recluida en el convento de Belén, en la Ciudad de México. Durante sus juicios, no delató a ninguno de sus compañeros, lo que salvó la vida de decenas de personas.
Poco después, logró escapar del convento y llegó a Oaxaca, donde se incorporó a la insurgencia encabezada por José María Morelos y se casó con Andrés Quintana Roo. Sin embargo, el movimiento de Morelos comenzó a resquebrajarse, y Leona tuvo que huir con Quintana Roo durante años. En enero de 1817, dio a luz a su primogénita, Genoveva, en una cueva de Achipixtla.
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