Secretaría de Cultura | 26 de mayo de 2025 | Comunicado
- La artista Elena Pardo encabeza el proyecto de preservación de un acervo de más de 1,500 cintas
- El trabajo del cineasta y productor documenta la vida cotidiana de cuatro décadas en México
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) y su programa Fomento al Cine Mexicano (Focine), impulsa iniciativas que preservan el patrimonio audiovisual del país.
Uno de los proyectos seleccionados en la categoría de acervos es la digitalización de materiales documentales de la Colección Héctor Pardo, dirigido por la cineasta y artista audiovisual Elena Pardo Sánchez. El archivo, compuesto por más de 1,500 cintas, resguarda registros de la vida cotidiana, documentales, comerciales de televisión y material de archivo que abarca desde finales de los años setenta hasta la primera década de los dos mil.
En entrevista, la artista explica que el archivo es el resultado de años de trabajo de su padre, el productor y cineasta Héctor Pardo, quien dedicó su vida a la producción audiovisual, desde comerciales hasta documentales.
«Cuando su oficina cerró en 2015, me tocó rescatar este archivo y desde entonces ha sido una labor de resistencia conservarlo y darle una nueva vida en el ámbito digital», cuenta.
El archivo, que abarca el periodo de 1978 a 2012, contiene registros visuales que muestran el desarrollo de distintas ciudades, los cambios en la arquitectura y la evolución de diversos aspectos sociales. «Más allá de su valor personal, creo que este material tiene un potencial histórico importante. Nos permite ver cómo nos vestíamos, cómo eran nuestras ciudades y qué aspiraciones teníamos en diferentes épocas», detalla la cineasta.
Rescate y preservación
Gracias al apoyo del Focine en la modalidad de acervos, comenta, se ha permitido la preservación y digitalización de archivos que, de otra forma, podrían perderse.
«La colección forma parte de la memoria audiovisual del país. Es fundamental que existan programas como este, que ayuden a las personas que resguardan materiales históricos a darles una segunda vida», explica Pardo.
El reto principal del proyecto ha sido detener la degradación química de las cintas magnéticas, un problema común en estos soportes que amenaza con volverlos irrecuperables. «La resolución de la Alerta Sobre Cinta Magnética de la UNESCO estima que para 2025 estos trabajos se perderán permanentemente a menos que se digitalicen», señala la directora.
En este contexto, la creadora comenta que la colaboración con especialistas como Walter Forsberg, conservador de medios y experto en archivos audiovisuales, ha resultado clave para la digitalización.
“Walter fue quien me hizo ver el valor de la colección más allá de lo personal. Su apoyo ha sido fundamental para estructurar el proyecto y desarrollar una metodología eficiente”, apunta Pardo.
El equipo de trabajo sigue protocolos de preservación internacionales, que se basan en los lineamientos de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. «Capturamos la señal en formatos de alta calidad y estabilizamos la imagen con procesos técnicos especializados. No es un procedimiento sencillo, pero es indispensable para que este archivo siga existiendo», explica la directora.
La memoria como bien público
Para la creadora, uno de los objetivos del proyecto es garantizar el acceso libre a los documentos digitales. Para ello, la Colección Héctor Pardo se encuentra en Internet Archive (archive.org/details/@lec_laboratorio_experimental_de_cine), una plataforma donde los archivos se pueden descargar sin restricción para proyectos de investigación y creación artística.
«Si alguien quiere usarlos en un documental, una clase o un proyecto artístico, puede descargarlos libremente», señala la cineasta. «Para usos comerciales sí es necesario revisar derechos, porque hay materiales con distintas procedencias».
Y agrega: «Queremos que sean reutilizados y resignificados. Desde el principio, nos hemos inspirado en el Archivo Prelinger, que ha puesto en acceso público cientos de materiales audiovisuales para investigadores, artistas y cineastas», comenta Pardo Sánchez. «El acervo no solo es historia; es una herramienta viva para la creación contemporánea».
El Laboratorio Experimental de Cine: un espacio de exploración y preservación
Además de la Colección Pardo, Elena Pardo es cofundadora del Laboratorio Experimental de Cine (LEC), un espacio creado en 2013 y que es clave en la formación y divulgación del cine experimental en México. «El LEC nació de la necesidad de generar un lugar donde explorar el cine analógico y compartir conocimientos con otros creadores», explica.
El LEC ha funcionado en distintos espacios, entre ellos la colonia Obrera y el Museo Tamayo en la Ciudad de México, y ha servido como punto de encuentro para cineastas interesados en el cine expandido, el cine artesanal y las técnicas de preservación.
«No solo nos dedicamos a la experimentación con formatos fotoquímicos; también hemos recibido archivos huérfanos y donaciones de materiales que requieren un proceso de rescate similar al de la Colección Pardo», detalla la artista.
Finalmente, Elena explica que el rescate de la Colección Héctor Pardo representa un esfuerzo por preservar la memoria audiovisual de México en un contexto en el que muchas producciones en soporte magnético están en riesgo de desaparición.
«El archivo es un acto de resistencia», concluye Pardo. «Digitalizarlo y ponerlo a disposición del público es la mejor manera de asegurar que esta historia siga viva, que pueda ser utilizada y reinterpretada por nuevas generaciones de artistas, investigadores y cineastas».
Para conocer más sobre el proyecto, se puede seguir a la Colección Pardo en Instagram (instagram.com/coleccionpardo/) o visitar su perfil en Internet Archive (archive.org/details/@lec_laboratorio_experimental_de_cine)
VEC
