Secretaría de Cultura | 02 de julio de 2025 | Comunicado
- A 18 años del incendio que afectó a el inmueble del siglo XVII, las comunidades xi’iui de la Sierra Gorda lo han reincorporarlo a su vida ritual
- El director del Centro INAH en la entidad, Hugo Cotonieto Santeliz, recordó la integración de la población en la rehabilitación y conservación
Un santuario no es solo un espacio para el culto, la oración o el diálogo con lo divino, también es el epicentro de la vida ritual de un pueblo, donde se manifiesta su cosmovisión y su cohesión comunitaria. Es el caso del Templo de Santa María Acapulco, dedicado a Nuestra Señora de la Asunción y ubicado en el municipio de Santa Catarina, en San Luis Potosí, cuyo valor patrimonial fue devuelto luego del incendio que registró la madrugada del 1 de julio de 2007, por la caída de un rayo.
La restauración del inmueble concluyó en 2014 y corrió a cargo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), lo que devolvió a una veintena de comunidades alrededor, enclavadas en la Sierra Gorda de San Luis Potosí y Querétaro, la tranquilidad de ver este espacio rehabilitado y dar continuidad a su identidad xi’iui.
A 18 años del siniestro, el director del Centro INAH SLP, Hugo Cotonieto Santeliz, recordó que la rehabilitación del templo, que data del siglo XVII, fue una tarea titánica, que derivó en un exitoso proceso de restauración que integró a la gente de las localidades, quienes incorporaron su experiencia en el proceso de recuperación.
“Desde que se planteó la restauración del templo, la idea era que quedara igual a como estaba antes, como lo manifestaron los xi’iui. Fue un reto enorme para el instituto, porque era un compromiso fuerte con la comunidad para que quedara, no solo conforme, sino que se reintegrara nuevamente a su vida ritual”, dijo.
El antropólogo reconoció que había mucha expectativa en el proceso de restauración, ya que se sabía de otros procesos de rescate en México y en el mundo, donde al final la gente no los incorpora, ya que los ve ajenos o modificados respecto a lo que tenían. “Hubo un proceso cuidadoso, con una perspectiva interdisciplinaria que recogió el sentir de la gente, sobre aquello que se podía hacer y hasta dónde”, explicó.
Así, reconoció que, gracias a la visión integral de la restauradora de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), Renata Schneider Glantz, y la arquitecta del Centro INAH SLP, Begoña Garay López, quienes codirigieron el proyecto, se incorporó a profesionales de múltiples disciplinas, tanto sociales como técnicas, para abordar el templo en todas sus dimensiones, además de la partición de los habitantes, mediante talleres participativos.
Para la consolidación de muros se empleó a gente local, que desarrolló habilidades para inyectar paredes, consolidar, reintegrar colores y volumetría, así como para reintegrar el techo de palma, con la supervisión de los profesionales en restauración. Muchos no solo aprendieron la parte técnica, sino que valoraron, desde otro punto de vista, el trabajo que implica la conservación.
Esto se reflejó en la sincronía entre los conocimientos de los especialistas del INAH y las técnicas tradicionales de mantenimiento de la población local; los primeros hacían planteamientos técnicos y planos; y para la parte manual, los segundos proponían el tipo de materiales, fibras y plantas locales, para una mayor compatibilidad.
“Esta interlocución y respeto de los conocimientos técnico y el tradicional permitió llegar a un punto intermedio, que contribuyó a conciliar y a que los xi’iui también sintieran la obra como propia”, subrayó Cotonieto Santeliz.
A 18 años de distancia, los resultados dan muestra de la coincidencia entre ambos paradigmas, además de sentar un precedente sobre la aplicación de un proyecto de restauración, no solo en comunidades originarias, sino donde el patrimonio tiene esta relevancia. Incluso, el proyecto fue reconocido con los Premios INAH. en los rubros de Restauración y Conservación del Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico, y Conservación de Bienes Muebles, en 2015.
“En lugares donde existe un vínculo fuerte entre el bien cultural y la gente, como en Santa María Acapulco, el actuar del instituto es un ejemplo de buena práctica, que posibilita hacer una intervención adecuada, culturalmente pertinente, para lograr que la gente lo integre nuevamente a su vida cotidiana y ceremonial”, declaró.
En este sentido, y en seguimiento a la restauración, externó que, de manera continua, las áreas de Monumentos Históricos y de Restauración del INAH SLP acompañan y orientan los procesos de conservación preventiva. Agregó que, aunque el templo está estable, este año trabajan, por la vía del seguro institucional, en el artesonado, que ha sufrido cierto movimiento.
Finalmente, adelantó que el Centro INAH SLP prepara las jornadas de reflexión “Memoria, patrimonio y comunidad, a 18 años del incendio del Templo de Santa María Acapulco”, que consistirán en cuatro charlas multidisciplinarias a lo largo de julio de 2025, en el Museo Regional Potosino.